ADIVINANZAS:
aunque yo no canto,
tengo los hábitos blancos
y amarillo el corazón.
¿Cuál es el animal que salta y salta
y la colita le falta?
El duende Raúl
El duende Raúl
se viste de verde,
zapatos de ola
con cascabeles,
Pantalones rojos,
chaqueta azulada,
orejas picudas
y pelo naranja.
Le gusta la música
y toca la flauta,
vive en los sueño,
en casa de plata,
Es un personaje
de cuento infantil
aparece siempre
para hacerte dormir.
Mª Lourdes García Jiménez
Febrero 2004
Actividades de animación a la lectura
Compendio de actividades de animación a la lectura, en la escuela, centros públicos y bibliotecas.
Érase una vez un hombre que había compuesto versos para el abecedario, siempre dos para cada letra, exactamente como vemos en la antigua cartilla. Decía que hacía falta algo nuevo, pues los viejos pareados estaban muy sobados, y los suyos le parecían muy bien. Por el momento, el nuevo abecedario estaba sólo en manuscrito, guardado en el gran armario-librería, junto a la vieja cartilla impresa; aquel armario que contenía tantos libros eruditos y entretenidos. Pero el viejo abecedario no quería por vecino al nuevo, y había saltado en el anaquel pegando un empellón al intruso, el cual cayó al suelo, y allí estaba ahora con todas las hojas dispersas. El viejo abecedario había vuelto hacia arriba la primera página, que era la más importante, pues en ella estaban todas las letras, grandes y pequeñas. Aquella hoja contenía todo lo que constituye la vida de los demás libros: el alfabeto, las letras que, quiérase o no, gobiernan al mundo. ¡Qué poder más terrible! Todo depende de cómo se las dispone: pueden dar la vida, pueden condenar a muerte; alegrar o entristecer. Por sí solas nada son, pero ¡puestas en fila y ordenadas!… Cuando Nuestro Señor las hace intérpretes de su pensamiento, leemos más cosas de las que nuestra mente puede contener y nos inclinamos profundamente, pero las letras son capaces de contenerlas.
Pues allí estaban, cara arriba. El gallo de la A mayúscula lucía sus plumas rojas, azules y verdes. Hinchaba el pecho muy ufano, pues sabía lo que significaban las letras, y era el único viviente entre ellas. Al caer al suelo el viejo abecedario, el gallo batió de alas, se subió de una volada a un borde del armario y, después de alisarse las plumas con el pico, lanzó al aire un penetrante quiquiriquí. Todos los libros del armario, que, cuando no estaban de servicio, se pasaban el día y la noche dormitando, oyeron la estridente trompeta. Y entonces el gallo se puso a discursear, en voz clara y perceptible, sobre la injusticia que acababa de cometerse con el viejo abecedario. -Por lo visto ahora ha de ser todo nuevo, todo diferente -dijo-. El progreso no puede detenerse. Los niños son tan listos, que saben leer antes de conocer las letras. «¡Hay que darles algo nuevo!», dijo el autor de los nuevos versos, que yacen esparcidos por el suelo. ¡Bien los conozco! Más de diez veces se los oí leer en alta voz. ¡Cómo gozaba el hombre! Pues no, yo defenderé los míos, los antiguos, que son tan buenos, y las ilustraciones que los acompañan. Por ellos lucharé y cantaré. Todos los libros del armario lo saben bien. Y ahora voy a leer los de nueva composición. Los leeré con toda pausa y tranquilidad, y creo que estaremos todos de acuerdo en lo malos que son. A. Ama B. Barquero C. Colón D. Dinamarca E. Elefante F. Follaje G. Gorila H. Hurra J. Jilguero L. León M. Mañana (sol de) N. Negro O. Olivo P. Pensador Q. Queso R. Rosa S. Sabiduría T. Tetera U. Urbanidad V. Valle de lágrimas X. Xantipa Y. Ygdrasil Z. Zephir Los libros y el armario permanecieron quietos, mientras el gallo volvía a situarse bajo su A, muy orondo. -He hablado bien, y cantado mejor. Esto no me lo quitará el nuevo abecedario. De seguro que fracasa. Ya ha fracasado. ¡No tiene gallo! FIN Hans Cristian Andersen |
(Editorial Sendero, P.R.):
Tres pajaritos sabios, 2006
Lo que le pasó a don Grillo, 2005
Flor de Moriviví, 2004
El Secreto del Múcaro, 2001
La Competencia de Patinetas, 1993.
Coquilin Ayuda a sus Amigos, 1981.
El Cuento de las Buenas Noches, 1988.
Las Jicoteas, 1985.
El Camaroncito Dormilón, 1983.
La Profecía del Coquí, 1980.
Poemas para Niños, 1979.
OTROS:
Los libros ya son diferenciados por el infante de otros objetos. En ellos se describen la realidad del mundo (sol, luna, nubes, arboles, animales, …) y se ilustran los opuestos (día-noche, sol-luna, frío-calor …). Las historias requieren explicación, los niños preguntan por qué ocurren las situaciones que se narran; por ello la narración debe ser corta, lineal, relatos de la vida cotidiana (levantarse, comer, jugar …), importan los animales (humanizados o no) y las historias sobre él, más joven o de sus parientes. Es importante la repetición y la rima. Es la etapa del aprendizaje por imitación y del desarrollo del lenguaje, cuando el infante aprende las palabras y usarlas para expresar sus ideas. Los cuentos deben tener buenas ilustraciones para sustentar las historias narradas.
La muñeca. Fernanda Forgia, docente e ilustradora argentina. Una historieta para pensar en el valor de compartir.
Mirá con atención esta historieta de Fernanda. Cuando llegues al final, te darás cuenta que si aprendemos a compartir, la vida se llena de colores, igual que estos dibujos. Esperamos que esta historieta te ayude a pensar en que todo en la vida es más colorido si se comparte con quienes se ama.
En una pequeña charca, rodeada de caña brava, vivía una rana. Y digo sólo una porque a todo sapo o rana que se acercaba, lo expulsaba sin compasión:
-¡Fuera de mi charca! ¡Es mía, la encontré primero y no pienso compartirla con nadie!
Todos huían pavoridos.
Una tarde muy calurosa llegó volando a la charca un animal nunca visto por la rana. Era una garza blanca, con bellas y resplandecientes plumas. Estaba agotada por el calor, sólo pretendía tomar algo de agua y refrescarse a la sombra.
La rana insultada por aquella presencia no grata, saltó rápidamente hasta llegar ante el ave y le gritó sin cortesía alguna:
-¡Vamos, fuera de aquí! ¡Esta charca es muy chica para dos! ¡Márchate, fuera, fuera!
La garza la miró y dijo:
-Deja que me quede un rato. Estoy cansada y asi no puedo volar.
-No, vete. No comparto mi charca con nadie. No es mi problema que estes cansada.
-Tienes razón- djio la garza- la charca es muy chica para dos.
Y con un movimiento rápido atrapó a la rana con su pico y se la comió. Descansó un rato y complacida, alzó vuelo para no regresar jamás.
Fin
MORALEJA: “Puede ser muy alto el precio que ha de pagar un egoísta.”